Su primera ubicación distaba a unos 20 km al sur (sobre el río Sénero) respecto al lugar que ocupa actualmente. El 80% de su población es indígena autodenominados mojeños ignacianos para diferenciarse de sus hermanos mojeños trinitarios, loretanos y javerianos, todos de la raíz lingüística Arawak.

El Cabildo Indigenal, es el motor cultural que protagoniza las expresiones religiosas, los cantos, las alabanzas y las danzas, según el santoral religioso. Desde el 29 de julio hasta el 3 de agosto y salen en procesión el Tin ti ri rinti, lo acompañan dos personas grandes don Juan y Juana Takora y no puede faltar el imponente machetero, danza prehispánica dedicada al sol que adoptó nombre y coreografía colonial y se convierte en la danza emblemática que representa no solo a San Ignacio de Mojos, sino a todo el Beni. Los Achus, o viejos, vestidos con trajes negros, bastones encorvados y máscaras risueñas, son los encargados de dar alegría a propios y extraños. Suena la bombilla con ritmos alegres, son los toritos, las mamas, las abadesas, la danza del tigre, los angelitos, los ciervos, los perros, los ovejos, cada uno con su reina que con mucho ritmo flamea una bandera indicando el conjunto al que pertenece y que anuncian que están celebrando la Ichapekene Piesta Inasianuana.

Ya se hizo costumbre que el 30 de julio desde las 2 de la tarde cuando suena el camaretazo, todo el pueblo, indígena y no indígena, y de otros pueblos participan de la Procesión que se llamó originalmente, hoy la denominan los estudiantes la Entrada Folclórica, donde se observan más de 50 danzas que dan la vuelta al pueblo rindiendo homenaje al Santo Patrono San Ignacio de Loyola.  Las filas son interminables y se escuchan diferentes ritmos musicales con bombillas y banda de música, los hombres visten camijetas y las mujeres diversos y coloridos tipoyes. Después de bailar y sudar la vestimenta, nada mejor que ir a la laguna Isireri a refrescarse un poco en sus aguas cristalinas y observar el hermoso atardecer, donde el sol se zambulle como diría en su canción don Luchito Rivero. Por la noche, las estrellas tienen compañía de los juegos artificiales que compiten con su esplendor. Toda la población se concentra en la Plaza y desde el atrio de la iglesia salen los famosos CHASQUEROS, que hacen correr a la gente con sus sombreros de fuego.

Y llega el día esperado el 31 de julio, donde la iglesia abre sus puertas desde las 4 de la mañana para recibir a todos los danzarines del Cabildo, que, con mucho respeto y veneración ingresan y saludan a su Santo Patrono San Ignacio de Loyola. Es la única vez que los protectores del templo, los macheteros, ingresan a la iglesia con una solemnidad y se inclinan a su santo patrono con mucha reverencia. Luego a partir de las 8 de la mañana suenan las campanas invitando al TE DEUM que empieza a las 9. La misa principal es presidida por el obispo de Trinidad, y muchos sacerdotes. Durante la misa se escuchan los canticos del Coro del Cabildo y el emblemático Ensamble Moxos. Participan también las autoridades departamentales e invitados de otros municipios. Terminada la misa empieza la procesión con el Santo Patrono que en las cuatro esquinas de la plaza recibe incienso, rezos y cánticos religiosos. Después el Gobierno Municipal invita a la Sesión de Honor donde distingue el mérito de   las personalidades del pueblo y reconoce a los visitantes ofreciéndoles sus respectivos certificados declarándolos huéspedes ilustres.

A las 2 de la tarde suena la camareta y empieza el tradicional JOCHEO DE TOROS, que concentra a la población y personas mayores y niños se distraen observando a los valientes jocheadores. Por la noche hay fiesta en el Club social donde se realiza la fiesta de gala y la mayoría de la población se divierte en las carpas con música al vivo hasta el amanecer. El 1 de agosto, por la tarde, nuevamente la población se da cita al corral ahora a presenciar el jocheo de toro y la difícil subida o trepada al PALO ENCEBAO. Con los ojos y la cara de alegría la gente pasa la tarde, unas veces aplaudiendo a los valientes jocheadores, y trepadores al palo encebao, otras veces con rostros de angustia porque el toro corneó a uno u otro jocheador que tuvieron que llevarlo al hospital para salvarle la vida, algunos desgraciadamente pierden la vida. Pero eso sì, es un dolor con alegría porque se tiene la creencia que, si falleció el jocheador, su alma se irá directo al cielo porque ofrendó su vida al Santo Patrono. Esas son las tradiciones y costumbres que se practican en Mojos, hoy Beni.

San Ignacio de Mojos, ha logrado obtener tres títulos:  CAPITAL FOLCLÒRICA DEL BENI. Luego, CAPITAL ESPIRITUAL DE LOS PUEBLOS MISIONALES DEL CONO SUR, debido a que toda la expresión festiva tiene un fondo espiritual religioso. No se puede entender las fiestas y las danzas sin entender el santoral católico. Además, se puede observar cómo los miembros del cabildo, las mamitas abadesas, el coro musical enmarcan todo su accionar en la fe católica. La fe y devoción se nota en los rostros de estos hijos de Dios que, a pesar de su pobreza material, destellan paz espiritual y solidaridad con el prójimo. Por último, la Ichapekene Piesta, es nombrada por la UNESCO COMO PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD. En la fiesta patronal del 2013 se hizo entrega oficial de este título. Esperamos que las autoridades de los tres niveles del Estado incidan en políticas públicas para fortalecer este patrimonio cultural, dotando a los miembros del Cabildo Indigenal de programas socio económicos que les permitan vivir con dignidad.

 Hoy, por la pandemia, no podemos celebrar la fiesta patronal como otros años, pero mantenemos nuestra fe y compromiso de seguir manteniendo nuestras costumbres y tradiciones. Felicidades hermanos ignacianos, viva la Ichapekene Piesta Inasianuana. Nacio, nacio, nacio.