Según la Biblia en Génesis 1: 3-12, se inicia el homicidio cuando CAIN MATÓ a ABEL, la causa fue por envidia de las ofrendas. A partir de ese tiempo ya no solo se practica el homicidio, sino también el genocidio, cuando miles, millones de personas mueren por la envidia o afanes de poder de una nación contra otra nación. La misma Biblia nos relata las guerras y batallas por las que atravesó el pueblo israelita para llegar a la Tierra Prometida. También, la Edad Antigua y Edad Media está plagada de batallas, llamadas GUERRAS SANTAS, porque el deseo de poder lo camuflaron como voluntad de Dios, por tanto las guerras se justificaban y se legitimaban en nombre de la Corona y Dios.

Si bien estas guerras eran con flechas, espadas y catapultas, en la edad moderna con el invento de la pólvora se fabricaron armas de guerra mucho más sofisticadas y de mayor alcance. Luego las ametralladoras que mataban a más personas en menos tiempo. Con la fabricación de la bomba atómica se desató la primera y segunda Guerra Mundial. En la segunda guerra mundial murieron entre 50 y 60 millones de personas.

Fue justo después de la Segunda Guerra Mundial que surge la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de carácter militar y político que tiene el objetivo de garantizar la seguridad, paz y libertad de sus miembros. Sin embargo las tensiones entre la antigua Unión Soviética y Estados Unidos siempre han estado latentes. Y pese a la disolución de la URSS, Rusia quiere mantener la hegemonía de las ciudades independientes como Ucrania.

Con la invasión de Rusia a Ucrania, quiere demostrar al mundo entero su poderío bélico, quiere  atemorizar a cualquier nación para que  no  se entrometa en sus asuntos. La invasión a Ucrania no es otra cosa que advertir al mundo entero del poder que tiene, e impedir que Ucrania sea parte de la OTAN, para que no pertenezca al bloque de oposición y no logre el desarrollo industrial, tecnológico y comercialización de productos  con los otros países europeos y Estados Unidos que son parte de la OTAN.

Que triste episodio tocó vivir en este Siglo XXI, que triste ver esos rostros sufrientes de  mujeres, niños y ancianos ucranianos que tienen que abandonar su país para no encontrar la muerte. Pero también observamos la valentía del presidente y su esposa de resistir y decir “preferimos morir por nuestro país y no abandonarlo…lo vamos a reconstruir y Rusia tiene que pagar” Gran lección para muchos presidentes de América Latina que huyen y se rinden, amedrentados con la funda del sable. Sin embargo, la guerra no se justifica por ningún motivo y es mejor buscar el diálogo para construir un mundo de paz.

El mundo de Paz que solo nos ofrece Jesús, el nazareno, que nos trajo un mensaje de amor, de comprensión y justicia social. Jesús con su ejemplo, con su testimonio de vida nos enseñó a perdonar, cuando dijo en la Cruz, “padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Nos enseñó que es posible convivir con los demás en paz, siempre y cuando ayudemos al prójimo, no nos pide que lo insultemos,  que lo explotemos, que lo matemos,  sino que lo amemos, lo respetemos y le ayudemos a vivir con dignidad. Jesús nos da el más claro ejemplo de servir y no ser servido, cuando lava los pies a sus discípulos en señal de humildad. Fue tan grande su amor, que dió su vida  por todos nosotros para salvarnos del pecado. En sus primeras apariciones como resucitado,  saluda a sus discípulos : LA PAZ ESTÉ CON USTEDES. Esta paz es la que ahora el mundo entero necesita.

Esperamos que en este tiempo de Cuaresma, que es un espacio de autorreflexión, de conversión y solidaridad con los más necesitados, el mensaje de Jesús permita entrar en nuestros corazones y ser constructores de PAZ, no de Guerra. Esperemos que este mensaje de Jesús tiente los corazones de quienes ostentan el poder y A TRAVES DEL DIÁLOGO posibiliten el cese a la guerra. Ya no queremos más muertes, no queremos llanto y dolor de personas inocentes. Muchos familiares y amigos perdimos con el COVID, ya no queremos más muertes, porque  la GUERRA ES MUERTE, LA  PAZ ES VIDA.